Los prejuicios. Esas ideas que no provienen de la experiencia sino de los recelos. Los prejuicios son el gran obstáculo para que las personas con discapacidad encuentren un trabajo digno. Lo que te proponemos en este post es razonar alguno de los prejuicios más comunes de cara a contratar un trabajador con discapacidad.
Aunque lo más eficaz es que incorpores a tu empresa a una persona con discapacidad para que compruebes que los prejuicios juegan malas pasadas y evitan que tu empresa se enriquezca incorporando diversidad.
Prejuicios sobre el proceso de contratación
El proceso de contratación de una persona con discapacidad es largo y complejo. Falso. Se requiere el tiempo que exige la contratación de cualquier otro trabajador. Y si tienes dudas, puedes escribirnos. Inserta Empleo busca los mejores candidatos con discapacidad para cualquier puesto que necesites cubrir.
Prejuicios sobre la adaptación del puesto de trabajo
Las adaptaciones al puesto que requieren las personas con discapacidad suponen un alto coste. Falso. Partiendo de que la mayoría de estos trabajadores no necesitan adaptación al puesto alguna, más allá cierta accesibilidad del entorno (despejar el espacio de obstáculos que entorpezcan su movilidad, lo que beneficiará al resto de la plantilla).
En el caso de que sí precisen algún tipo de adaptación, no se trata de nada complejo, sino de mínimo ajustes o algún sistema informático, sin costes relevantes. Hay algunas adaptaciones de coste cero, como hablar más despacio o acercarse un poco más si la persona, por ejemplo, es sorda.
Prejuicios sobre la productividad y ausencias
Los trabajadores con discapacidad no son productivos. Falso. Ocurre lo contrario. Numerosos estudios demuestran que su productividad es elevada. Unido al hecho de que mejoran el clima laboral de la empresa, redunda en el aumento de la productividad global.
La persona con discapacidad falta mucho al trabajo. Falso. Esto se piensa porque se asocia la discapacidad a la enfermedad, cuando son dos realidades diferentes. Una persona con discapacidad no es un enfermo. Un dato: los empleados con discapacidad presentan un 11,2% de absentismo, una cifra similar al 10,6% que se registra entre el resto de trabajadores. Esta cifra proviene del estudio «Absentismo de las personas con discapacidad en las empresas», elaborado por Activa Mutua con la colaboración de ILUNION Tecnología y Accesibilidad.
Por lo general, el trabajador con discapacidad adquiere pronto el sentimiento de fidelidad a la empresa que lo contrata, lo que provocará una mayor implicación con sus tareas.
Prejuicios sobre el trabajo en equipo
A la persona con discapacidad le cuesta trabajar en equipo, integrarse en él. Falso. ¿Por qué? Porque se nos olvida que un trabajador con discapacidad es, antes que cualquier otra cosa, persona. Por tanto, integrarse o no en el equipo no depende de la discapacidad. Al revés, quienes presentan una discapacidad suelen mostrar en el trabajo una actitud de empatía que redunda favorablemente en el ambiente de la empresa.
Incomodidad social
Los clientes se sentirán incómodos si contrato a personas con discapacidad. Falso. Más bien, al contrario. La mayoría de los clientes respaldan la decisión empresarial de contratar a personas con discapacidad, ya que son conscientes del valor que aporta. Hacerlo, hace que los clientes perciban a la empresa comprometida con la sociedad.
Problemas fiscales
Si el trabajador finalmente no cumple las expectativas, despedirlo causará serios problemas legales. Falso. Como ocurre con cualquier otro trabajador, si las causas de la desvinculación de la empresa están debidamente justificadas, no habrá problema legal alguno.
Como ves, los prejuicios no tienen una base real, son sólo estereotipos que entorpecen todo tipo de relaciones. Recuerda que cualquier duda que tengas sobre este post, te la resolvemos. Sólo tienes que escribirnos pinchando aquí.