La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son los dos ejes sobre los que se desarrollará la agenda social y política en esta década. De vital importancia, aseguran un mundo más equitativo y justo. Más humano.
Aunque afectan a numerosas áreas, son de especial interés para para colectivos en riesgo de exclusión y en circunstancias de vulnerabilidad. Sí, aunque pareciera que no tienen nada que ver, la Agenda 2030 y los ODS son fundamentales para que las personas con discapacidad mejoren su calidad de vida.
La discapacidad es un asunto trasversal a la Agenda, que la reconoce como uno de los grupos de población con los que contar en todas sus decisiones.
ODS y discapacidad
De los 17 ODS que componen esta Agenda, son varios los que incluyen referencias específicas a las personas con discapacidad:
- El ODS 4, que anima a los países a trabajar para «garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos». Es decir, sin inclusión no hay calidad en el enseñanza.
- El ODS 8, que promueve el «el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos».
- El ODS 10, que trata de erradicar la desigualdad de ingresos entre los diferentes países del mundo. Y eso pese a que el 40% más pobre de los habitantes de la mayoría de los países han logrado mejorar sus condiciones. Sin embargo, el 10% más rico de la población posee el 40% de los ingresos mundiales totales. Algunos informes sugieren que el 82% de toda la riqueza creada en 2017 fue al 1% de la población, la más privilegiada, mientras que el 50% más pobre no percibió ningún beneficio. Dentro de los más desfavorecidos, siempre están las personas con discapacidad.
- El ODS 11, pone el foco en que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. La población mundial alcanzó los 8000 millones de personas en 2022, de las cuales más de la mitad viven en zonas urbanas. Se prevé que esta cifra aumente y que, para 2050, el 70% de la población sea urbanita.
Tanto la Agenda 2030 como los ODS tienen un claro propósito: que nadie se quede atrás. Todos somos necesarios.
Si la Convención de la ONU situó públicamente a la discapacidad en el foco de los derechos humanos, la Agenda 2030 y los ODS, aunque no tienen un carácter vinculante, han puesto de manifiesto que la sostenibilidad no solo tiene una dimensión ambiental, sino también social ya que la discapacidad y la accesibilidad forman parte del desarrollo sostenible.
Sin inclusión no hay una verdadera sostenibilidad.