La Ley General de Discapacidad obliga a las empresas, públicas o privadas, con más cincuenta trabajadores a reservar un porcentaje de su plantilla (un mínimo del dos por ciento) a personas con discapacidad. No obstante, la ley también contempla algunas excepciones si esto resulta complejo, gravoso o imposible para el empresario, por ejemplo la falta de personal cualificado con discapacidad que desempeñe determinados empleos. En esa excepcionalidad, llamada «medidas alternativas», se contemplan las siguientes opciones:

Compra de bienes a un Centro Especial de Empleo o a un autónomo con discapacidad.
Formalización de un contrato civil o mercantil con un Centro Especial de Empleo, con un trabajador autónomo discapacitado, para la prestación de servicios ajenos y accesorios a la actividad normal de la empresa.
Donación o acción de patrocinio.
Creación de Centros Especiales de Trabajo (CET) y los enclaves laborales.

En este post nos centramos en recurrir a los servicios de un Centro Especial de Empleo. Aunque ahora encontrarás toda la información que necesitas, recuerda que puedes contactar con nosotros para que te aclaremos cualquier duda, basta con que nos escribas al correo blog.inserta@gen.fundaciononce.es.

¿Qué es un Centro Especial de Empleo (CEE)?

Es aquella empresa constituida en su mayoría por trabajadores con discapacidad igual o superior al 33%. Los CEE se crearon en 2000 con el Real Decreto 27/2000, para facilitar a las empresas un certificado de excepcionalidad que les permitiera el cumplimiento de la cuota de reserva del 2%. En 2019, los 2202 centros de este tipo existente en España daban trabajo a 97.653 personas, según datos del Observatorio de Discapacidad y Mercado de Trabajo de Fundación ONCE, Odismet.

Si no podemos incorporar a un número suficiente de personas con discapacidad, contratar los servicios de un Centro Especial de Empleo tienen dos ventajas: por un lado, permite el cumplimiento de la ley y, por otro, un claro beneficio social.

Los servicios que ofrecen los CEE son heterogéneos, y abarcan la práctica totalidad de las distintas actividades empresariales, pues al fin y al cabo son empresas que persiguen, como el resto, la máxima rentabilidad. Ellos nos pueden proveer tanto de servicios de carácter externo (por ejemplo, servicios de limpieza), como enclaves laborales, contratos entre una empresa y un CEE para la realización de obras o servicios que guarden relación directa con la actividad normal de la empresa y por la cual un grupo de trabajadores discapacitados del CEE se desplacen temporalmente a ella.

Estas son algunas de las ventajas sociales de trabajar con un CEE:

La empresa podrá presentarse a licitaciones públicas, al cumplir con la cuota de reserva.
Los CEE presentan un altísimo nivel de garantía, ya que son entidades controladas y auditadas por la administración.
Prestan servicios directos capaces de cubrir los periodos de vacaciones de los trabajadores de la empresa.
La mayoría de los CEE cuentan con certificaciones de calidad, potentes equipos comerciales y una incorporación puntera de las nuevas tecnologías.
No siempre se contrata a los CEE para cumplir con la ley; muchos clientes lo hacen por la calidad de sus productos y servicios.

Es muy fácil iniciar el proceso de colaboración con un CEE. Escríbenos y te lo haremos aún más sencilla (blog.inserta@gen.fundaciononce.es).

Pero no nos olvidemos de lo más importante: las personas con discapacidad, cuyas aptitudes laborales son idénticas a las de cualquier otro trabajador. Lo que necesitan es una oportunidad. No tengas prejuicios, cada vez son más las empresas que apuestan por incorporar diversidad y talento a sus plantillas.