La adaptación del puesto de trabajo para las personas con discapacidad, además de ser una obligación legal recogida en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, puede convertirse en una ventaja competitiva para las empresas, al favorecer la inclusión laboral. De este modo, no perderemos la ocasión de contratar a un activo de valor, con independencia de que tenga o no discapacidad.
Conviene recordar que, tal y como detalló la ONU en su Convención relativa a los derechos de las personas con discapacidad, se trata de que el puesto de trabajo se adapte a las necesidades del empleado con discapacidad, y no a la inversa, de manera que, al ser accesible, le permitan desarrollar todas sus aptitudes y capacidades.
En este post te explicamos algunas cuestiones básicas sobre este asunto, pero recuerda que si necesitas más información, o quieres aclarar alguna cuestión específica, solo tienes que escribirnos
¿Qué significa adaptar un puesto de trabajo?
Adaptar el puesto de trabajo es adecuar nuestro entorno laboral a las especificidades de las personas con discapacidad, teniendo en cuenta sus limitaciones y sus pericias. En la mayoría de los casos, los ajustes y acomodes suelen ser mínimos, con un coste exiguos para las empresas. Y más que coste, inversión, porque lo es.
¿Quiénes requieren la adaptación del puesto de trabajo?
No todas las personas con discapacidad necesitan que la empresa reformule sus espacios o las condiciones del puesto de trabajo; por lo general, quienes suelen requerir este tipo de adaptaciones son:
• Trabajadores con discapacidad o incapacidad permanente.
• Trabajadores con capacidad reducida, es decir, aquellos que, bien por una enfermedad, bien por un accidente, han visto restringidas en mayor o menor medida su capacidad para desempeñar su tarea de manera habitual.
• Trabajadores con discapacidad sobrevenida (la que surge a partir de los 6 años, a consecuencia de situaciones externas e internas no congénitas).
• Trabajadores que, si bien no tienen reconocida ninguna discapacidad, pueden estar expuestos durante su jornada laboral a determinados riesgos (como alergias).
Por tanto, las modificaciones que tendremos que hacer en el puesto de trabajo, o en el espacio laboral pueden ser:
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Adaptaciones del espacio (evitar entorpecer el paso a los usuarios de silla de ruedas, rampas o escaleras, por ejemplo).
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Ajustes de la iluminación (si la discapacidad proviene de un problema de sensibilidad visual)
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Cambios del mobiliario (mesas con hueco amplio para que un usuario en silla de ruedas pueda utilizarla, teclado adaptado para usuarios de braille, etc.)
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Flexibilización de horarios (para citas médicas, rehabilitación, etc.)
Algunos criterios ergonómicos para la adaptación
La adaptación de los puestos de trabajo para las personas con discapacidad debe responder a criterios ergonómicos, teniendo en cuenta sus necesidades. Los más frecuentes son las siguientes:
• Supresión de barreras arquitectónicas y de la comunicación
• Facilitar el acceso del trabajador a todas las áreas de la empresa, no solo a sus puestos de trabajo (aseos, áreas comunes, etc.)
• Añadir sonidos de advertencia en ascensores y rampas.
• Designación de compañeros de apoyo al trabajador con discapacidad.
• Disponer de dispositivos de apertura automática en puertas pesadas.
• Instalación de timbres y otros mecanismos de accionamiento a la altura de personas en silla de ruedas.
• Incorporación de teclados en braille y teléfonos con sistema de manos libres.
• Colocación de señales en letras grandes, táctiles y en braille.
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